1982, el pop es el rey (College rock)

Es curioso notar cómo la energía que disparó el punk desde fines del 76 hasta mediados del 78 derivó en una cantidad de tendencias musicales tan variadas. Algunas eran cercanas, otras alejadas, pero todas bebían de esa explosión primitiva, minimalista y espectacular. Muchas de ellas van a protagonizar los capítulos siguientes de este repaso de 1982, pero una de las que más diversidad cargaba consigo era la del rock universitario o «college rock».

No está claro cuando adquirió ese nombre (o al menos yo no encontré una referencia bibliográfica que arrojara algo de luz al respecto). Lo que si está claro es que albergaba toda una amalgama de géneros que heredaban del punk no sólo su fuerza, su presencia escenica o su actitud, sino su convicción de oponerse a todo lo establecido en la música pop del momento, MTV incluido y que se transmitía en las radios universitarias de los Estados Unidos y Canada. En otros países como Gran Bretaña, Australia o la Europa continental era un sonido (o un conjunto de sonidos) con una aceptación creciente. No siempre iban a sonar en los programas más populares de la radio o tener presencia en televisión, pero por algún lado se conseguían colar.

En las programaciones de estas emisoras universitarias de Norteamérica había punk propiamente dicho como el de Sex Pistols y Ramones, pero tambien estaban los nuevos valores como Black Flag, Dead Kennedys, Circle Jerks o Bad Brains. Tambien estaban en rotación todas las bifurcaciones posibles del post-punk, incluyendo el gótico o los pioneros del jangle. Todo esto fue antes de que las palabras «rock alternativo» o «indie» se apropiaran del cuento. Por tanto, eran tiempos donde todavía se estaba construyendo un circuito de bares de mala muerte, garajes y clubes gay que darían acogida a estos renegados de la sociedad y la cultura popular de 1982, fastidiados con el conservadurismo de la administración Reagan y determinados a construir su propia utopia de la sociedad sin nada que perder, pues muchos de ellos no tenían ni siquiera donde caer muertos.

Para los grupos británicos, beneficiados con lo que había dejado el punk en términos de legado y de distribución, la situación no era tan extremedamente complicada en términos de estilo de vida, pero el desprecio por el neoliberalismo (en este caso representado por Margaret Thatcher) prevalecía. Y aunque en 1982 lo que estaba de moda era todo lo «new» (new romantic, new wave, new pop…), se las arreglaron para hacer ruido en ese panorama con propuestas que se oponían completamente a todo eso, incluso cuando habían parentescos inevitables por, de nuevo, ser todos hijos del punk.

A nivel general, hubo dos grandes abanderados musicales de esta tendencia. Una era el hardcore punk que continuaba con su labor de abrir camino a una escena subterranea como si se tratara del explorador que abre camino entre la maleza a punta de machete. La otra era el gótico, que terminó de consolidarse como la gran esperanza del college rock gracias a una seguidilla de discos que, o bien reafirmaban los cimientos establecidos el año anterior con varios lanzamientos clave, o eran brillantes por derecho propio. Adicionalmente el jangle rock se mostraba como un estilo a tomar en cuenta junto a la neopsicodelia, de una manera más o menos relacionada.

Como siempre cuando se trata de estos renegados de la historia, la selección de discos será de 20 y no de 10, como con los otros capítulos. Menciones especiales para Circle Jerks, Flipper, Blue Orchids, Cabaret Voltaire, The Church, Felt, The Go-Betweens, The Sound, Meat Puppets, y los EPs con los que debutaron Green On Red y R.E.M. Tambien cabe mencionar los debuts de Psychic TV, Coil y Chris & Cosey, todos ellos grupos que surgieron de la separación de Throbbing Gristle un año atrás.

Television Personalities – Mummy Your Not Watching Me (enero, aproximadamente)

Television Personalities, el grupo que se tomaba tan poco en serio la música pop que la hacia mejor que nadie, lanzó dos discos en 1982. Ambos comparten los valores que definen a la banda formada por el cantante Dan Treacy: una producción que rayaba en el amateurismo y melodías que se repetían pero no seguían el metrónomo al pie de la letra, por lo que las canciones no siempre tenían un tempo estable. De los dos, Mummy Your Not Watching Me exhibía con más claridad esas peculiaridades en su sonido. La repetición de los acordes conformaba una especie de interpretación retorcida del krautrock, como si fuesen una banda tributo de Neu! haciendo acordes propios de los primeros Pink Floyd. Eso le daba al grupo un sonido que no atrajo masas en Gran Bretaña (en Europa continental les fue un poco mejor), pero si le daba un espaldarazo invaluable al amateurismo y al hacer las cosas a puño limpio que no tardaría mucho en verse reflejada en ese panorama underground.

Bad Religion – How Could Hell Be Any Worse? (19 de enero)

El debut de Bad Religion fue un suceso muy importante no tanto por la música en si. Era un buen disco, con buenas canciones que seguían la tradición hardcore punk que habían impuesto Black Flag y Dead Kennedys desde años antes y que presentaba en sociedad la icónica voz de Greg Graffin. «We’re Only Gonna Die», «Faith In God», «American Dream» y «Fuck Armageddon… This Is Hell» son una exhibición de adrenalina y talento notables que demostraban la gran habilidad de Brett Gurewitz en la guitarra, así como la capacidad de Jay Bentley para marcar ritmos implacables en el bajo. Pero al final, el verdadero gesto que lo pone en esta lista es que puso a Epitaph en el mapa como uno de los sellos referencia del college rock con apenas un año de existencia (en el 81 publicaron el EP Bad Religion). El éxito alcanzado los tomó por sorpresa, vendiendo 10.000 copias de How Could Hell Be Any Worse? y dando la oportunidad a partir de entonces a un montón de aspirantes a hacer punk para firmar con ellos y lanzar aunque sea un siete pulgadas para hacer tablas en las carreteras de los Estados Unidos.

A Certain Ratio – Sextet (27 de enero)

Cuando Ian Curtis se suicidó y con ello terminó la carrera de Joy Division, Factory Records la pasó realmente mal por un tiempo mientras aparecia alguien capaz de llenar el espacio. Mientras New Order terminaba de madurar un nuevo sonido, A Certain Ratio se vio en una posición algo incómoda pero igualmente favorable de responder a esa exigencia. Fascinados con el punk-funk que predominaba en Nueva York como derivado de la música disco, se sumergieron de lleno en ese sonido y optaron por prescindir del productor de cabecera del sello, Martin Hannett. En vez de eso se autoprodujeron y grabaron Sextet, un testimonio de esa fascinación con esta versión renovada y más salvaje de la música disco (algo así como lo que sucede hoy con el trap) y le aplicaron sus maneras post-punk en la forma de encarar las melodías. A veces las canciones sonaban más cerradas en si mismas, y otras era una asimilación total de ese punk-funk (incluso en «Day One» parecían dar algunas pistas inconscientes de lo que sería el house). La crítica no dudó en situarlo entre lo mejor del año, al punto de verlo como el siguiente paso en lo que ya habían iniciado Public Image Ltd y The Pop Group años atrás.

Pigbag – Dr. Heckle and Mr. Jive (febrero, aproximadamente)

Y precisamente, surgido de las cenizas de The Pop Group (o algo así, pues el bajista Simon Underwood se unió a Pigbag tras disolverse dicho grupo), este combo instrumental tenía un acople más sólido que el de A Certain Ratio, y probablemente entendían mejor que nadie las dinámicas que se originaban al fusionar espíritu punk con interpretaciones funk. Fue un grupo de corta duración y puramente instrumental, pero por cosa de unos cuantos meses se convirtió en la vanguardia del post-punk británico. Impulsados por el éxito de «Papa’s Got A Brand New Pigbag» (una broma y a la vez un guiño a James Brown que no se incluyó en el disco), le permitió a Dr. Heckle and Mr. Jive llegar al Top 20 y exhibir ese talento desaforado de unos músicos volatiles en vivo tanto como en estudio. Para 1983 ya se habían separado, pero ese momento de lucidez no se los quitó nadie.

Bad Brains – Bad Brains (5 de febrero)

Si el punk británico encontró el camino hacia la diversificación cuando The Clash grabó London Calling, podría decirse que el hardcore punk de los Estados Unidos comenzó a transitar ese camino cuando Bad Brains publicó su LP homónimo. En su interior se escucha la adrenalina desbocada de las guitarras de Dr. Know, transitando por pasajes que iban mucho del punk, pero tambien se valían de una conciencia rítimica más cuidada, producto de crecer en Washington cuando el go-go (una variante local del funk) se hizo conocida al tiempo que el hardcore punk en el underground. De hecho, «Banned From DC» relata como tuvieron que irse a grabar el disco a Nueva York porque en la capital del país los terminaron baneando de todos los bares por la violencia de sus conciertos. Tambien había influencias reggae, que eran las únicas donde los temas superaban los dos minutos y tienen a «Leaving Babylon» entre lo más destacado.

The Fall – Hex Enduction Hour (8 de marzo)

Con mucha distancia es el álbum más desquiciado de este especial. Nunca una banda logró que las contradicciones y las paradojas funcionaran con la habilidad y la gracia que lo hizo The Fall en Hex Enduction Hour. Ya eran una banda importante en el ámbito del post-punk que se peleaba el título de «banda número uno de Manchester» con Joy Division, pero con este disco dejaron el mayor testimonio posible de la máxima que impulsaba a su cantante y lider Mark E. Smith cuando tenía que grabar cualquier cosa: pienso, repito, leo, repito, bebo, repito, escribo, repito, alucino, repito, existo, repito. Era tan importante todo ese estilo de vida suyo alrededor de la lectura, la bebida, y la observación del mundo que lo rodeaba (aunque tambien gustaba de lo sobrenatural) como el hecho de promover esos patrones repetitivos de sus canciones tan locos y a la vez tan llenos de suspenso que le permitían desplegar toda esa mitología personal. Si a eso sumamos el hecho de que lo grabó en Islandia cuando era un lugar con menos acceso al mundo occidental que ahora y tenía por primera vez una formación con dos baterías; el resultado simplemente es el que es: una absoluta barbaridad.

Christian Death – Only Theatre Of Pain (24 de marzo)

1982 vio una respuesta norteamericana a la aparición del gótico en Gran Bretaña y, todo hay que decirlo, fue una bastante original. Only Theatre Of Pain, el debut de Christian Death era un acto de blasfemia e inmoralidad ejecutado con una brillantez y una energía tan dificil de replicar que dio vida a un estilo propio: el deathrock. No había nada de reverberaciones en la producción como sucedía con Bauhaus o The Cure ni esa precisión militar y cada vez más heavy en Killing Joke. Todo lo que proponían Rozz Williams y compañía era un ritmo repetitivo que generaba estados de trance pero apelando al salvajismo más primitivo posible y referencias bíblicas, (aprovechando la crianza bautista de Williams) para sostener esos ataques a la religiosidad de los años ochenta.

Misfits – Walk Among Us (31 de marzo)

Tras dos intentos fallidos de publicar su primer álbum de estudio (concretamente Static y 12 Hits From Hell), Misfits finalmente pudo mostrar la evolución que había sufrido en los cuatro años anteriores con su debut Walk Among Us. Sin ninguna clase de complejo, la voz de Glenn Danzig se mostraba más descomplicada y precoz, como entendiendo que está narrando historias de cómic. Las guitarras de Doyle junto a la base rítmica de Jerry Only y Arthur Googy producen explosiones de máximo dos minutos de duración que exhiben su mejor momento como banda, evolucionando de unos inicios más tradicionalmente punk a otros donde no caían de lleno en el hardcore pero sí encontraron un sonido más completo y contundente. Lastimosamente el mejor momento de Misfits coincidió con el choque de egos entre Danzig y Only, por lo que Misfits no tardaría mucho en disolverse. Nunca volverían a grabar un tema con su formación original.

The Cure – Pornography (3 de mayo)

Lo que Iron Maiden fue para el metal de 1982, The Cure lo fue para todo aquel muchacho que se sintiera marginado en 1982. Pornography simplemente se impuso en su entorno y llevó la música del grupo a un nivel de claustrofobia y desolación hasta entonces inconcebible. De principio a fin, es como escuchar la caida sin freno de la existencia propia por un agujero negro que chupa todo a su alrededor. Concebido y grabado en medio de un periodo muy turbulento en la vida de Robert Smith, entre excesos con las drogas y el alcohol, lidiando con una depresión y enfrentado con sus compañeros de banda (sobre todo con Simon Gallup), es el ejemplo definitivo de la obra maestra grabada en el peor de los momentos, con un montón de clásicos en la carrera de la banda como «The Figurehead», «One Hundred Years», «A Strange Day», «Cold» o «The Hanging Harden». Durante la gira promocional las tensiones internas terminaron de estallar y Gallup abandonó el grupo, dejando a The Cure en un punto donde la continuidad de la banda se puso en duda.

Detalle no menor: se dieron el lujo de no incluir «Charlotte Sometimes» en Pornography.

The Birthday Party – Junkyard (10 de mayo)

De forma similar a Christian Death, The Birthday Party proponía una modalidad más primitiva del gótico. Pero ahí donde los norteamericanos atacaban la religión, los australianos se fascinaban con esa mitología judeo-cristiana y la convertían en el motor de toda su propuesta. Adicionalmente, su sonido era más abierto a otras influencias (sobre todo la tradición del «sureño gótico» de la literatura de los Estados Unidos) y dejaba ver a Nick Cave más despojado y bestia posible. El regocijo con el pecado, el castigo y la maldad del mundo que se percibe en su voz, se potencia con todo el despliegue sonoro de sus guitarristas Mick Harvey y Rowland S. Howard, que hacen astillas cada tema con su forma de tocar. Fue su puerta de entrada en la escena gótica, pero a la vez aceleró el final del grupo, que entraría a partir de ahí en una espiral de drogas, alcohol y conflictos internos, que se potenciaron todavía más cuando decidieron reubicarse de Londres a Berlin Este.

Killing Joke – Revelations (julio, aproximadamente)

Grabado en Alemania con el mítico Conny Plank en la producción, Revelations mostró a Killing Joke en su momento más sucio y distorsionado que en cierto modo dejó de lado muchas de sus influencias post-punk para favorecer cada vez más los lados más pesados y siniestros del rock (lease Black Sabbath). Las guitarras de Geordie expresan un nivel de crueldad inimaginable en el gótico hasta para The Cure (incluso si mantenían la cualidad rítmica bien marcada en «Chapter Three» o «Empire Song» con la batería de Paul Ferguson), mientras que Jaz Coleman alcanza su punto máximo como Anticristo que ve comedia en los tabús y el absurdo de una sociedad occidental en constante peligro de una Destrucción Mutua Asegurada. «Empire Song» y «Chop-Chop» se publicaron como sencillos, y de hecho la primera les ganó una aparición en Top Of The Pops. No obstante, Jaz Coleman no estuvo presente porque abandonó la banda de forma inesperada. Se fue a Islandia a esperar el fin del mundo, siguiendo una predicción que encontró mientras se internaba más y más en el ocultismo. Geordie y Ferguson lo siguieron unos meses más tarde, mientras que el bajista Youth optó por hacer carrera por su lado. Por unos meses pareció el final de Killing Joke, pero no sería así.

Cocteau Twins – Garlands (10 de julio)

En medio de todo el entusiasmo con el gótico aparece un grupo que, imbuido por ese espíritu, comienza a cambiar las bases del género para dar vida a algo nuevo. Todavía era gótico lo que sonaba en el debut de Cocteau Twins, pero los delays en la guitarra de Robin Guthrie y la voz espectral de Elizabeth Frazer ya evidenciaban que tenían algo más como grupo. Su sociedad con el dueño y productor de 4AD, Ivo Watts-Russell, comenzó a dar resultados inmediatos. Los ritmos en Garlands se sostienen del bajo de Will Heggie y su infaltable caja de ritmos, confiriendo a su música un tono minimalista y místico a la vez. “Blind Dumb Deaf” y “Shallow Then Halo” son solo unos cuantos ejemplos del nivel tan increíble que exhibieron los escoceses apenas con su primera producción. Todo sea dicho, las comparaciones con Siouxsie And The Banshees y Bauhaus no se hicieron esperar, pero el oído más atento podía notar que el grupo podía dar mucho más de sí mismo.

Descendents – Milo Goes To College (4 de septiembre)

Por como estaban las cosas, el hardcore punk tenía dos caminos bien marcados: o experimentaba con los extremos que dejaba su simpleza (vease Black Flag o Bad Brains), o se hacía más melódico sin sacrificar la potencía del directo. Descendents se fue por el segundo camino, le sumó la dosis de ironía necesaria a sus letras y le dio vida a Milo Goes To College, uno de los momentos que definieron el punk californiano. Comparado con la seriedad casi puritana de la que hacía gala Minor Threat, el grupo hasta se daba el lujo de mofarse en el título y en la portada del disco de su propio cantante, Milo Aukerman, quien decidió dejar el grupo tras grabar las voces para centrarse en su carrera universitaria. La broma salió mejor de lo que esperaban porque ese dibujo se convirtió en el logo de la banda, Milo volvería ocasionalmente en los años siguientes, y se despacharon un repertorio de quince temas en 22 minutos simplemente envidiable. Por el camino, la guitarra de Frank Navetta y la base rítimca de Tony Lombardo y Bill Stevenson mostraban que una nueva forma de hacer punk en Estados Unidos comenzaba a asomar las narices.

The Gun Club – Miami (20 de septiembre)

Los pioneros del punk blues y el cowpunk, The Gun Club, son otro ejemplo de cómo la diáspora del punk comenzó a dar forma a un montón de maneras de entender ese gesto primitivo de simplificar los temas y hacer del do it yourself un estilo de vida. A la inspiración inicial en los Ramones y The Clash le añadieron elementos rockabilly, blues y country a su sonido, a los que se suma la voz de Jeffrey Lee Pierce, a medio camino entre Jim Morrison y las maneras de Black Francis con Pixies a finales de la década.

Toda su propuesta fue su manera de oponerse, en cierto modo, a las maneras más centradas en la imagen de la mayor parte de grupos que salían en MTV. Irónicamente la banda recibió su mayor apoyo de Debbie Harry y Chris Stein, de Blondie. El sello donde fue publicado Miami, Animal Récords, fue fundado por Stein. El mismo Stein produjo el álbum y tanto él como Debbie contribuyeron en algunas pistas puntuales. El resultado final fue un testimonio de doce temas llenos de adrenalina, sin concesiones, que retenían esa energía ya mostrada en su debut de 1981, Fire Of Love, pero a la vez la expandían. La última pista, “Mother Of Earth”, es un ejemplo de cómo el grupo profundizaba más y más en la tradición musical norteamericana.

Mission Of Burma – Vs. (11 de octubre)

Vs. fue una demostración vigorosa y emocionante de hacía donde habría podido dirigirse el punk en los Estados Unidos si algo más de apertura y el sentido de la oportunidad se lo hubieran permitido. Esa descripción casa perfectamente con la descripción general de la carrera de Mission Of Burma. Los punks no gustaban de ellos por ser demasiado arty, y los arty o los seguidores de la new wave los consideraban un grupo demasiado ruidoso. Aun así, se las arreglaron para plasmar su único LP aprovechando la experiencia acumulada tocando en vivo y el entendimiento que tenían de las distorsiones y los acoples aplicados a la grabación. El resultado es un trabajo que tiene tanto de Joy Division como de Black Flag en su interior con momentos increibles como «Secrets», «Trem Two» o «Learn How» donde la voz de Mike Conley se muestra más firme y clara que nunca y que solo hasta mucho despues le permitirían ganarse al guitarrista Roger Miller su lugar particular en la configuración de ese sonido del college rock que muchos años despues se volvería una etiqueta de millones de dolares. Lamentablemente las oportunidades fueron lo que más hizo falta en Mission Of Burma y se separaron un año despues de lanzar Vs., justo cuando ese circuito de conciertos que no existía en sus días de gloria estaba tomando una forma definida.

Bauhaus – The Sky’s Gone Out (22 de octubre)

Aunque ya había un creciente conflicto entre Peter Murphy y el resto de la banda, Bauhaus se las arregló para seguir sumando páginas memorables a su repertorio con su tercera producción, The Sky’s Gone Out. En cierto modo proponía un punto intermedio entre esa mezcla imposible de glam rock, punk y dub que terminó considerandose como rock gótico, y sus coqueteos cada vez más evidentes de alcanzar buenos puestos en las listas. Claro que así como había tiempo para hacer un cover muy emocionante a «Third Uncle» de Brian Eno, tambien lo tenían para hacer cosas más ambiciosas y arriesgadas, como «Silent Hedges» o las tres partes de «The Three Shadows». Da la impresión que no hay tanta cohesión como en sus dos trabajos anteriores, como si intentaran abarcar más de lo que podían, lo que explica que a veces las canciones funciones mejor individualmente que como un todo.

De todos modos, el disco se vio beneficiado de que poco antes del lanzamiento se estrenó el cover de la banda a «Ziggy Stardust» de su idolatrado David Bowie, que no fue incluido en el álbum pero si alcanzó una enorme popularidad e inauguró la fase de mayor exposición mediatica del grupo.

The Dream Syndicate – The Days of Wine & Roses (28 de octubre)

Combinando guitarras jangle, psicodelia como la entendía Television en Marquee Moon, la visión urbana y literaria de The Velvet Underground y algún gancho melódico del manual norteamericano de gente como Creedence Clearwater Revival o Neil Young, The Dream Syndicate se convirtió en una de las grandes revelaciones del underground de 1982 con su álbum debut. The Days of Wine & Roses fue como un aviso del futuro en uno o dos años, cuando aprecieran R.E.M., The Replacements o Husker Du. Especialmente increible es el arranque, pues exhibe la facilidad para los arpegios en «Tell Me When It’s Over», el guiño country en «Definitely Clean» y las guitarras más desmelenadas de «That’s What You Always Say» y «Then She Remembers». La voz de Steve Wynn se alejaba de todos sus contemporaneos mostrándose tan melódica como cínica. Si cabe decirlo, probablemente fue uno de esos discos donde quedó expresada la brecha que separaba a buena parte de Norteamerica con MTV.

Dead Kennedys – Plastic Surgery Disasters (noviembre, aproximadamente)

En un periodo algo delicado para el grupo donde las tensiones entre Jello Biafra y East Bay Ray se hacían más y más fuertes, Dead Kennedys grabó el que posiblemente sea su trabajo más compacto. No tiene todos los himnos de su debut Fresh Fruit for Rotting Vegetables, pero a cambió Plastic Surgery Disasters es el trabajo que mejor funciona conceptualmente y el que más cohesionado suena. Notablemente inspirado en el hardcore punk, es más variado, rasposo y vibrante que su debut, mostrando a Biafra más envalentonado que nunca burlandose de todo lo que la revolución conservadora de Reagan estaba llevando a cabo, marginando todo lo que no estuviera alineado con su visión del mundo. Remarcable el hecho de que la portada anticipó como por dos años las imágenes que darían la vuelta al mundo de la hambruna en Etiopía y la derivada filantropía privada que terminó en Live Aid. Hasta en eso se mostró visionario este entrañable grupo.

Virgin Prunes – …If I Die, I Die (4 de noviembre)

En medio de la ola de gótico que se tomo Gran Bretaña y Europa continental, apareció un grupo que se probó capaz de llevar el género por una ruta más teatral que la mayoría de sus contemporaneos. Los irlandeses de Virgin Prunes (amigos de infancia de los miembros de U2, por cierto) siguieron el camino contrario: mientras Bono y compañía se fueron acercando más y más a la luz, ellos se internaron hasta el fondo en la oscuridad. En …If I Die, I Die llevaron al límite ese lado chamanístico y tribal del género hasta darle un aura atrapante. No al nivel de contemporaneos suyos que lideraban el movimiento, pero si lo suficiente para hacer de sus directos una experiencia fuera de lo común. «Baby Turns Blue» y «Decline And Fall» se encuentra entre lo más destacado de un LP que les aseguró el único status que se podían ganar con un sonido así: el culto.

Siouxsie And The Banshees – A Kiss In The Dreamhouse (5 de noviembre)

Luego de alcanzar la cima de su sonido gótico con Juju, la popularidad de Siouxsie And The Banshees había trascendido por completo el círculo tradicional del gótico. Era imposible que el culto que había despertado la banda liderada por Siouxsie Sioux se mantuviera igual de cerrado como hasta ahora. De esta manera y anticipado con el sencillo «Fireworks» (que no se incluyó en el lanzamiento original) es como A Kiss In The Dreamhouse representa el inicio de la masificación del grupo en una dirección donde hay dosis de psicodelia más marcadas en «Green Fingers», «Circle», «Melt!» o «Slowdive», una orientación más rítmica en «Painted Bird» (casi es como si ahora Siouxsie hicera de la oscuridad algo más erótico con su voz) y en general se aprecia una formación en su punto máximo de compenetración. Las guitarras de John McGeoch son fundamentales para expresar toda esa variedad de emociones que intenta revelar la banda, que trascienden todos los valores del gótico. Steven Severin y Budgie sostienen desde el bajo y la batería, como siempre, todo ese andamiaje.

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